Cernida la noche bruna
sobre el larario de Vesta,
¿qué aviesas manos mecerán la cuna
de la rediviva bestia...?
Inmoladas las vestales
en el ara de la concupiscencia,
¿quién mantendrá flameante
la sacra flama del Lar...?
Si araneros los penates
que custodian el mundano Hogar,
¿para qué rendir culto a falaces?,
¿de qué vale idolatrar
y ofrendar ambrosía
a tan falsarias deidades...?
¿De qué sirve entonar "Salve, Regina",
si a la postre impera el mal?
© María José Rubiera Álvarez
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