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El fiel de la balanza

¿ Lo oyes, lo hueles, lo sientes...,
el deparador de venturas y penas,
el manipulador de almas y mentes:
el amor... en sus múltiples facetas?

¿ Oyes la profusa algarabía
de címbalos y trompetas,
la mundanal letanía
con que acostumbra anunciarse...?
¿ Hueles la exuberante fragancia
–viscosa, dulzona..., asfixiante–
que, precediendo a su llegada,
vicia la solitud de la estancia...?
¿ Sientes su proximidad,
la lenidad de su ser en tu lecho,
su voluntariosa veleidad...,
obrando a capricho en tu cuerpo,
burlando la castidad,
interceptando el paso del tiempo...?
¿ Sientes su disipada liviandad...,
abochornando tu pálida piel,
domeñando tu férrea voluntad,
cubriendo tu desvalida desnudez...?

Sí: Lo oyes, lo hueles, lo sientes...,
el amor... y sus lesas circunstancias.
Oyes desequilibrarse el fiel
que equilibra tu balanza...


© María José Rubiera Álvarez




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