"Tanto el bien como el mal tienen un lugar necesario en el Todo", afirmó Heráclito.
Si bien la máxima es hermosa y aleccionadora, se me hace imperativo albergar dudas acerca del mensaje que entraña: No sólo me suena a pueril conformismo, sino también a palabras estudiadamente elaboradas para justificar la maldad de algunos en detrimento de otros, y una vez imbuidos éstos de resignación y sumisión, invitarlos a acatar los mandatos de la entidad relevante de turno.
© María José Rubiera Álvarez
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