Porque te amo,
porque me amas
como a ninguna otra has amado...
Porque la vida es efímera
y por tanto requiere ser gozada
sin asomo de desidia,
sin ápice de desgana
y yo... apetezco gozar de tu hombría
al filo de la mañana.
Porque acaramelados son los besos
que al eclosionar el alba
derramas sobre mis senos,
sobre mis róseos labios,
sobre mi rostro sereno;
aterciopeladas tus viriles manos
cuando transitan mi cuerpo.
Porque no quiero, amado,
que al anunciarse la hora maga,
soñándote un ser alado
frecuentes la astrífera galaxia...
Porque en el infernal piélago
suelen ahogarse las almas
que entregadas al sueño
rasgan el hilo de plata,
te descabalgaré del aleve ensueño
en que sin riendas cabalgas.
© María José Rubiera Álvarez
No hay comentarios:
Publicar un comentario