En los azulinos cielos
de esta agosteña tarde
los agoreros celajes,
augurando soles negros,
un futuro sin raigambre:
de valor añadido... exento.
Bajo estos mismos cielos
el evanescente instante,
el marcesible momento
y por supuesto... nosotros,
a la espera de un otoño sombrío,
de un "mañana" delusorio,
alienante, incoativo,
corrosivo, ponzoñoso: infecto.
© María José Rubiera Álvarez
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