Es tiempo de infames penurias,
de fárrago para los soles,
que sumidos en las brumas
reverberan entre estertores...
Quizá acontezca la noche
mucho antes de lo previsto:
la noche agorera, fatal
–quizá el fin ya esté escrito
en el espacio sideral–.
Es posible que el invierno
se estacione de improviso
en nuestro vasto universo
y odioso advenedizo,
frío, implacable, vil
mancille nuestros recuerdos...
Pero siempre será abril
[ para nosotros,
siempre seremos dos cuerpos
vibrantes, sudorosos,
amándose con frenesí,
oyéndose el uno al otro,
fundidos en un abrazo sin fin.
Siempre burlaremos el celo del tiempo...
Nunca dejaremos de amarnos,
nunca... en ningún momento,
[ jamás,
ni siquiera cuando nos acaezca la hora,
la hora de la absoluta verdad,
la hora del aquí y del ahora,
la hora funesta, macabra:
la hora de rendir cuentas
a la descarnada Justiciera...
Siempre seremos dos almas
conectadas, indivisas, yuxtapuestas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario