Buscar este blog

A ti, padre

Hosca, nublada se declara la tarde...
Y pienso en ti, padre,
en cuánto aborrecías los días
exentos de claridad.
"En cierto modo –decías–
la ausencia de luz vaticina
desdichas en el hogar."
Densa, compacta –enigmática–
la neblina difumina
los undosos contornos del paisaje,
contornos que lo definen
mayestático, paradisíaco...
Y pienso en ti, padre,











en cuánto adorabas esta tierra,
que te vio y me vio nacer:
esta Asturias nuestra.
La saudade asalta el baluarte
en que se cobija el alma,
la garra de la tristeza
me atenaza la garganta,
y pienso en ti, padre:
Gentil, jocoso, esplendente,
desprendido, sibarita, galante,
amante de los placeres,
ferviente admirador de la vida,
enamorado de las bellas artes;
en suma, antídoto para las cuitas.

La noche cae sobre la ciudad...
Arriba, en el paritorio celeste,
las nubes rompen aguas,
la lluvia empantana las aceras...
Y pienso en ti, padre.

© María José Rubiera Álvarez

No hay comentarios: