Cada día, del alba al ocaso,
sin concederme reposo
hasta anunciarse el véspero:
mañanas y tardes versificando,
enfundado en ocasiones el veste
del rimador fracasado,
invocando las más de las veces
al huidizo y díscolo estro...
Demasiadas horas
flagelando al intelecto,
incurriendo en redundancias,
tropos, aliteraciones,
perífrasis, anáforas,
dilogías, hipérboles,
paradojas, gradaciones...
Demasiadas horas
Demasiadas horas
flagelando al intelecto,
incurriendo en redundancias,
tropos, aliteraciones,
perífrasis, anáforas,
dilogías, hipérboles,
paradojas, gradaciones...
Demasiadas horas
ejerciendo su albedrío
mi alígero pensamiento,
sintiéndome espectadora
y protagonista a un tiempo
de melodramática obra,
adivinando más que viendo
el velado perfil de las cosas,
intuyendo su silente fluir...
Demasiadas horas
escuchando el rumor de la brisa,
admirando las purpúreas rosas:
mecidas por el soplo sutil,
ahondando en cada detalle
de todo y cuanto por doquier
ante mi visión se expande...
Demasiadas horas
aislada en mi reducida isla,
obviando tus necesidades,
privándote de mi presencia,
en conflicto conmigo misma...
© María José Rubiera Álvarez
mi alígero pensamiento,
sintiéndome espectadora
y protagonista a un tiempo
de melodramática obra,
adivinando más que viendo
el velado perfil de las cosas,
intuyendo su silente fluir...
Demasiadas horas
escuchando el rumor de la brisa,
admirando las purpúreas rosas:
mecidas por el soplo sutil,
ahondando en cada detalle
de todo y cuanto por doquier
ante mi visión se expande...
Demasiadas horas
aislada en mi reducida isla,
obviando tus necesidades,
privándote de mi presencia,
en conflicto conmigo misma...
© María José Rubiera Álvarez
No hay comentarios:
Publicar un comentario