(recurrentes pesadillas).
Versos en la neblina
Poesía Lírica
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Insidias
(recurrentes pesadillas).
Nunca, amor mío...
Nunca sabrás, amor mío,
que al rayar la alborada,
cuando el lucero invicto
fulge cual ardiente ascua
en el espúreo cielo,
ornada de añil la albada
en alondra me convierto:
Alondra enamorada,
que apostada en tu lecho,
dotando de transparencia
las fuliginosas alas
violenta tu fortaleza.
Nunca sabrás, amor mío,
que atrapada tu consciencia
en el predio del vacío,
sujeta al albur tu alma,
extremando el sigilo
en tu santuario me adentro
y con el alma en vilo
transito tus labios grana,
me acomodo en tu seno.
En pleno apogeo el alba,
la alondra que en mí habita
se escapa por la ventana;
porque no puede ni quiere
permanecer enjaulada:
En cautividad se muere,
aun siendo áurea la jaula.
© María José Rubiera Álvarez
Impresiones matutinas
Asisto, cual atónita espectadora,
a la eclosión de un nuevo día:
la mirada absorta, cavilosa,
sondeando los entresijos de la vida...
Observo, a través de figurado prisma,
cómo la procelosa e impía sombra
pasa el testigo a la Aurora:
la cual tiene por misión arrebolar
la violácea tez del Firmamento;
mas, en lo que perdura un chasquido,
el atributo conferido por Eos,
se enuncia literalmente "jacintino".
Justo en ese preciso momento
–aun siendo absolutamente consciente
de que el cambio de tonalidad
se debe única y exclusivamente
a un fenómeno electromagnético–,
me es imposible evitar preguntarme
si habrá algo en el vasto Universo
que tenga carácter de eternidad,
o si, conforme a mi pensamiento,
todo, indefectiblemente todo
tiende a declinar y disolverse
en la inhóspita maraña sideral,
para acto seguido aspectarse
diametralmente dispar, diferente,
opuesto a su aspecto inicial.
© María José Rubiera Álvarez